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Continúa la temporada de piscina con el Open Madrid Rescue, pronúnciese rehs-kyu o resquiu. El Madrid Rescue es una competición que organiza la Federación madrileña  abierta a nadadores de cualquier club, no sólo de Madrid. Aunque sólo sea la cuarta edición, se está convirtiendo en todo un clásico lleno de alicientes: se celebra en una piscina mítica de Madrid, la del Mundial’86; es una competición en piscina de 50 metros que ofrece oportunidades de bajar tiempos cuando los volteos no son lo tuyo y, además, es un día adicional para conseguir entrar en el Campeonato de España. También tiene sus dificultades. La piscina de marras tiene un foso en el centro, así que nos olvidamos de pisar en obstáculos.

Un momento, ¿qué ha dicho? ¿pisar en obstáculos? ¿Pero eso qué-é-lo-que-é? Para los que les venga esta imagen a la mente

, no, no es eso. Y aquí estamos nosotros para explicar lo que es una prueba de 200m obstáculos y cómo la realizamos.

El nombre exacto de la prueba es 200 metros de natación con obstáculos. A estas alturas ya sabéis que las pruebas de salvamento son básicamente de natación normal, pero tocando las narices. Pues en este caso nos tocan las narices poniendo vallas en el agua. La valla se coloca en el centro de la piscina de 25m. El nadador salta, nada, pasa la valla y así hasta que terminas los 200 metros. Fácil, ¿eh? Bueno, para esta redacción no hay nada fácil y todo tiene su intrahistoria. En nuestra sección Salvamento para espectadores poco avisados hoy explicamos el 200 obstáculos.

200m obstáculos es una prueba que se compone de 4 fases. La primera fase son los 50 metros iniciales. En el podio, antes de saltar, lo tenemos todo planeado: salto, 4 brazadas, golpe de riñón, patada de mariposa justo bajo la valla, rompo agua, 6 brazadas más, volteo y repito siete veces. Y en estas estamos cuando llega el preparados, el pitido y el plan transcurre como has planeado… durante los primeros 50 metros. Incluso haces los dos primeros pasos de valla como tenías planeado. De hecho, llegando al segundo evalúas: voy rápido o lento, no se si aguantaré el resto o ya me ha pasado todo el mundo. Y encaras la segunda fase, los segundos 50m, observando cómo te responde el cuerpo.

Los pasos de valla ya no son tan suaves y ahora cuesta dar una brazada sin respirar tras romper el agua. Dos volteos más y quieres cambiar el ritmo. Ahí aprendes que a diferencia de lo que se suele decir, querer no es poder. Todavía cuentas las brazadas, o eso crees: ¿cuántas tras el volteo? ¿Y tras el paso de valla? ¡No sé, muchas! Te contestas a ti mismo gritando. Ahora sí cambias de ritmo. Y no es que quieras cambiar, es que cambias. Y cambias no para ir más deprisa, despacio o acompasado… cambias para respirar más.

En el siguiente volteo tratas de animarte diciéndote que sólo faltan 25 metros. Aquí llega el momento álgido de esta prueba, el rito iniciático que nos une y por donde todos hemos pasado alguna vez, si no muchas, en nuestra vida natatoria. Es ese momento de pánico y sudores fríos en el que te preguntas ¿sólo quedan 25? ¿Cuántos llevo? ¿o todavía me falta una vuelta completa más? ¿por qué no hay un contador de vueltas en la piscina? Aunque sigues contando brazadas para llegar a la valla, o faltan brazadas o sobra piscina. O no se te ha olvidado contar, que la hipoxia es lo que tiene. Y cuando pasas la valla, sacas la cabeza a respirar que pareces las ballenas en los criaderos de la isla Kodiak de los documentales de National Geographic.

Por el rabillo de la gafa no ves a nadie parado. Eso te pone sobre la pista de dos realidades: la primera es que te faltan 50 metros más, porque aunque te gustaría, no vas el primero. La segunda es que todavía te faltan 50 metros y tú no los has pedido. Volteas (o algo), nadas (o similar), pasas la valla pisando, es decir, te hundes para poner los pies en el fondo y tomar impulso (lo de sin pisar, ya si eso el lunes), vuelves a nadar (al menos mueves los brazos), tocas la pared y te impulsas (porque a estas alturas te da igual lo que piense Edgar sobre si volteas o no), respiras cada brazada (porque nadar con la cabeza fuera sería demasiado) y terminas esperando que no haya algún gracioso al final para decirte que todavía faltan 50 metros.

Pero nada de esto pasará el próximo sábado porque nuestros nadadores son fenomenales y entrenan mucho todo el año para estar en forma y entre los puestos más altos. Con objetivos diversos, presentamos 27 dignos representantes del Club Pacífico de salvamento entre juvenil, junior y absoluto a los que se une algún cadete que tiene fuerza de sobra para competir en categoría superior y un par de máster que les va la marcha. Unos para probarse en piscina de 50 metros, otros para terminar de conseguir mínima de Campeonato de España. Os esperamos a todos en la cuarta edición del Open Madrid Rescue, el próximo sábado 18 de marzo en la piscina de la M-86.

 

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